Salva tu dentadura. Descubre la reendodoncia.
- Belsué Mediación Seguros
- hace 2 días
- 4 Min. de lectura
Cuando un tratamiento de conducto no da los resultados esperados, surge una alternativa menos drástica que la extracción: la reendodoncia. Se trata de “rehacer” el conducto radicular de un diente que ya fue tratado, con el objetivo de corregir errores, eliminar infecciones persistentes o simplemente recuperar su salud y función. En este artículo te explico cómo funciona, cuándo es necesaria y cuáles son sus probabilidades de éxito, con datos respaldados por estudios.
Una mirada más allá de la endodoncia inicial
Imagina un diente al que ya se le hizo una endodoncia. Lo habitual es que ese diente permanezca sano a largo plazo, pero en algunos casos, por distintas causas, aparecen síntomas como dolor persistente, hinchazón o sensibilidad.
Eso indica que algo en el tratamiento original ha fallado. La reendodoncia es precisamente la intervención pensada para ese escenario: se reemplaza (o se retira y vuelve a aplicar) el sellado del conducto, se limpia, se desinfecta, y se vuelve a sellar, con la finalidad de devolver el diente a un estado funcional y libre de infección.
La diferencia principal frente a la endodoncia inicial es el contexto: en la reendodoncia ya hay una intervención previa, lo que hace que el procedimiento sea más complejo. Es común que queden restos de material, canales sin explorar o sellados defectuosos que deben ser identificados y suprimidos. También pueden existir obstáculos anatómicos o cambios en la estructura del diente que complican el tratamiento.
¿Qué motiva la reintervención?
Fracaso del primer tratamiento
Uno de los motivos más habituales es que la primera endodoncia no haya eliminado en su totalidad la infección o no haya sellado bien todas las ramas del sistema de conductos. Esto deja espacio para que las bacterias reaparezcan o persistan.
Canales no tratados o accesorios
Muchas veces los dientes tienen canales secundarios o ramificaciones finas que no se detectaron en la primera intervención. Si esos conductos quedan sin tratar, pueden convertirse en focos de infección.
Filtraciones o contaminación
Si el sellado inicial no es óptimo o con el tiempo se deteriora, pueden ingresar bacterias o fluidos que comprometen el interior del diente. Asegurar un aislamiento correcto (por ejemplo con dique de goma) es crítico.
Aparición de nuevas caries
Un diente tratado pierde sensibilidad, lo que puede hacer que una caries nueva pase desapercibida hasta que infecte el conducto. Si el sellado se ve afectado por esa caries, puede requerirse una nueva intervención.
El proceso paso a paso: cómo se realiza la reendodoncia
Evaluación clínica y radiográfica Antes de actuar, el odontólogo tomará radiografías o, en muchos casos, una tomografía (TC dental) para visualizar la anatomía interna del diente y detectar posibles fallos o estructuras ocultas.
Anestesia y acceso al conducto Se aplica anestesia local para que el paciente no sienta molestias. Luego se accede al conducto removiendo el material de obturación previo con extremo cuidado.
Limpieza y desinfección Usando instrumentos especializados (maniobras rotatorias, ultrasónicos, irrigantes químicos), se limpia cada conducto, se elimina tejido necrótico o bacterias y se prepara el espacio para el nuevo sellado.
Sellado con nuevo material Se rellena con gutapercha u otros materiales compatibles con el conducto, buscando un sellado hermético que impida nuevas infiltraciones.
Restauración final Una vez sellado, el diente se reconstruye, habitualmente con una corona o restauración adecuada para protegerlo frente a fuerzas o fracturas.
¿Cuáles son las probabilidades de éxito?
Los estudios indican que la reendodoncia no tiene éxito garantizado, pero sí resultados alentadores cuando el procedimiento es realizado de forma adecuada:
Una revisión sistemática reciente encontró tasas de éxito entre 66 % y 76 % bajo criterios estrictos, y hasta un 87 % si se relajan esos criterios.
Otro estudio sugiere que, con criterios menos estrictos, se puede alcanzar un éxito de 80,6 %.
Una investigación más antigua reportó un éxito global de un 69 %, aunque en casos con mejor preservación anatómica la tasa subía a un 86,8 %.
Importante tener en cuenta: el tamaño de la lesión apical, el tipo de diente (molares son más difíciles), la complejidad anatómica y la experiencia del profesional pueden afectar mucho el resultado.
Como reflexión inspiradora, el legendario endodoncista Alan H. Gluskin decía a sus residentes:
"La mitad de lo que creemos saber está equivocado; el problema es que no sabemos qué mitad "
Esa humildad ante la complejidad de los casos dentales resalta que la práctica precisa y consciente marca la diferencia.
¿Cuándo conviene elegir la reendodoncia?
Si el diente aún tiene estructura suficiente para reconstruirse y no se ve inviable anatómicamente, la reendodoncia es una opción muy válida frente a alternativas más agresivas. El artículo “Endodontics, Endodontic Retreatment, and Apical Surgery” señala que ambos enfoques —retratamiento y colocación de implante— son válidos, pero los tratamientos conservadores deben considerarse primero siempre que sean posibles.
Si el caso no es apto, se podría valorar una apicectomía o, en último término, la extracción seguida de implante dental o puente.
Qué puede hacer el paciente para aumentar el éxito
Elegir un dentista con formación especializada en endodoncia
Mantener una higiene oral rigurosa antes y después del tratamiento
Acudir a las revisiones periódicas y comunicar síntomas (dolor, sensibilidad, hinchazón)
Evitar comidas muy duras en los primeros días y respetar las indicaciones del profesional
Con un seguimiento adecuado, las probabilidades de mantener el diente a largo plazo aumentan notablemente.
Belsué Mediación de Seguros
Cuidamos de ti
Comentarios